miércoles, abril 02, 2008

Tres Segundos

Alguna vez quizás sentiste al caminar, el momento en que una flor expide su aroma, y te permite ser espectador de ese encuentro fecundo

Solo puede detectarse como una brisa que nos envuelve en una sensación de bienestar repentino.

Cuando algo así sucede, el estomago parece retorcerse y expedir el néctar de esa flor, como si cuerpo y planta, se convirtieras en engranajes exactos.

Nuestra mirada solo puede ausentarse, para ir al encuentro de una búsqueda más intima, de los sentidos agitados.

El cuello parece retorcerse, como si los músculos quisieran hacer honores a este instante tan efímero.

La boca saliva, como si estuviera preparándose para dar el beso del último dios, y un gusto dulce invade nuestras papilas.

Las manos sudan, y los brazos se abren levemente, como avalando el encuentro intimo, dando la bendición corporal.

Sin embargo, así como llegamos a este trance despertamos, y la respiración se vuelve mas pausada...

Luego, los ojos se abren... los brazos se cierran, la boca se seca, el cuello se relaja, y la vida sigue como lo hacia tan solo dos segundos atrás.

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