Por Maite Fernández Soriano
La histérica lo que plantea, es que no puede determinar el objeto de su deseo. Su interés reside entre los personajes de su escena, pero no en los personajes. Si bien sostiene una relación, no se sitúa en ella. Se propone como un objeto, sin deseo, causando simplemente el deseo del Otro (en el orden del lenguaje). Se identifica a la falta y se queda en
De esta manera, tras el síntoma histérico hay goce, hay un saber y ese saber está erotizado. Ella encarna esta Verdad, pero es demasiado inconsciente para asumirla, no se acerca a la Verdad para asumirla, sino para reprocharla. Su discurso denuncia al Otro como responsable de que no exista relación sexual, pues el falo es el único significante (masculino), que significa tanto al hombre como a
Hay una inercia pulsional del goce sexual y la resistencia tiene que ver con la libido que se rehúsa a pasar a significante, es decir, a
El enfoque necesario nos lleva a plantear un corrimiento para hacer de la histerica el "objeto causa del deseo" en lugar del deseo como objeto, de modo que ella no siga aguantando la falta, sosteniendo un padre no castrado, con su sacrificio y su sufrimiento, colocando el No Todo (en el inconsiente hay falta) del lado del analista. Ya que el goce de esa insistencia de Saber va a fracasar siempre, pues la histérica verifica que el falo es solo semblante; y, parándola en lo imposible de su búsqueda, se le ofrecería otra imposibilidad que le entregara la Verdad que soporta y encarna en su síntoma, para que pueda liberarse de ella. Momento de Verdad, palabra plena y cura.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario